El sol sabía lo que venía y procuraba taparse los ojos y esconderse en las montañas antes que verse opacado por la danza circundante y profusa del humo gris que se quedaba impregnada en los torsos, los cabellos, las nalgas, las pantorrillas, las almas.
Retumbando sobre las paredes, los años y los gemidos de Alicia se vuelven uno solo, cuando Fernando, el héroe del cuarto, el perro que aúlla y erige durante el atardecer, lame los pezones cuarteados y cafés de la ahora evaporada Alicia. Sí, a la par del atardecer, la yerba y Alicia se evaporan en el humo febril que circula y baila en lo hondo del cuarto; ambas, la yerba y Alicia, livianas, escalan por los rayones de las paredes, mueven las telarañas pendulares atrapadas en los rincones, gatean por el techo y se paran encima del foco sin luz, del vidrio obnubilado, para bajar en medio del cuarto y presentarse en galaxias tridimensionales con colores híbridos pero tristes que aterrizan sobre la espalda de Fernando.
Fernando mueve las caderas al ritmo de las bocinas que vibran y hacen temblar las patas de la cama, y mientras la música se escapa por las ventanas, la risa de los niños que recién salen de la escuela vespertina se cuela en el cuarto y matiza lo copioso que resulta el cuarto lleno de gemidos, humo y beats.
Radio morir, boleros de arrabal, noches que van a
dar al tiradero y yo en verdad a un párrafode amar. Ay, ay, ay, ay...
Cantan las bocinas y ahora Alicia es la que aúlla; cual perra, araña y muerde, lame, olfatea y escarba. Cantan las bocinas y ahora es Fernando el que se evapora; cual yerba, se inhala y exhala, se eleva, se expande y aterriza.
Y ya vino la luna azul , porque el sol y su brillante vanidad huyeron al ver que hay más belleza mirando hacia el suelo que hacia el horizonte. Se piraron. En cambio, a la luna le gustan los amantes viscerales, los beats lóbregos y el humo pesado. Por ello, los amantes no detienen su danza y dejan que la luna se cuele por las ventanas, como niña voyeurista, y se esconda a lado del buró, expectante ante cualquier orgasmo orgulloso que escape de los sexos de esos antiguos amantes, Alicia y Fernando, que se conjugan en una más uno para formar algo que no puede ser contable.
Me parece mas bien romanticismo y poesía, generación y vivencia de emociones y sensaciones al mas puro estilo del ser humano...
ResponderEliminarTraté de hacerlo poético (algo no tan presente en las entradas pasadas). Muchas gracias por los comentarios.
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